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8 mayo, 2019

Entrevista a Pedro, voluntario en Venezuela

El pasado 17 de enero Pedro, ingeniero zaragozano, comenzaba su aventura en Maracaibo, Venezuela, de la mano de la Fundación Isabel Martín. Hoy, cuatro meses después de terminar esta etapa de voluntario y un viaje por Colombia, nos visita en la oficina para contarnos su experiencia.

Entramos en la sala de reuniones donde tenemos desplegados unos pósters de la primera etapa del proyecto al que fue dar apoyo. Se trata de nuestro programa de Soberanía Alimentaria, consistente en huertos familiares para los vecinos de Maracaibo y alrededores, y que hemos desarrollado gracias a la ayuda de la ONG CERAI. Pedro los mira y se acuerda de cada una de las personas que conoció y que, de alguna manera le marcaron.

¿Cómo fue ese primer momento después de aterrizar en Venezuela?

Impactante… Antes de ir intenté informarme un poco sobre el país pero llegas y lo que te encuentras es duro. Ya solo el aeropuerto sin aire acondicionado, con el calor que hace en Maracaibo te presenta la realidad.

¿Cuál era exactamente tu cometido?

Iba a ayudar en la puesta en marcha del pozo pero ahí las cosas se ralentizan mucho. Por ejemplo, necesitábamos cuatro cables sumergibles. Yo me fui a las cinco semanas y aun no los habíamos conseguido. Para bajar la bomba hasta el pozo era imprescindible ese material, pero recorrimos muchísimas tiendas y, o era carísimo, o no tenían… y así con muchas cosas. La situación es desesperante.

Además, es que el pozo les viene genial porque además ahora con los apagones de luz… Antes de construirlo, sacaban el agua de una tubería de una refinería y de ahí con más tuberías al resto del barrio. De lunes a viernes no había problema pero el fin de semana, si no habías almacenado, no tenías agua. Las últimas noticias que tengo es que han dejado de abastecer desde esa tubería por lo que el pozo les ha salvado la vida. 

¿Cómo fue tu experiencia en el CEPIN con los/as niños/as?

Eso fue inolvidable. Es lo más que me ha marcado en este voluntariado. Lo que hacía yo era apoyo con clases de matemáticas pero por las tardes también pasaba mucho rato con ellos, jugando a fútbol o con la cometa.

También daba clases a otros chavales vecinos de la zona. El CEPIN, además de ofrecer comida diaria, da apoyo escolar en el equivalente de 3º, 4º y 5º de primaria, pero claro, son 60 niños y niñas para una sola profesora y a algunos mayores ya les han tenido que sacar del programa porque no caben. Es muy triste, porque te encuentras a críos de 12 años que no saben leer ni sumar…

¿Cómo te recibieron como voluntario de la fundación?

Eso muy bien la verdad. Jeannette (directora del CEPIN y contraparte de nuestro proyecto de Soberanía Alimentaria) es como una mamá (se ríe). Es muy entrañable y te cuida mucho.

¿Qué tal has visto el proyecto de los huertos familiares?

Los beneficiarios tienen mucho interés. Y cada vez hay más gente que quiere unirse al proyecto porque está funcionando muy bien. Claro, ven que no tienen nada que llevarse a la boca y que en los huertos está creciendo alimento e incluso tienen excedente y pueden vender la mitad. Era curioso porque sobre todo veías trabajando a muchas mujeres. 

Sí que es cierto que ahora con el agua tienen problemas, por eso lo del pozo les viene muy bien. 

¿Sufriste cortes de luz?

Los de las últimas semanas no porque ya me había ido pero durante mi estancia se iba la luz muchas veces al día durante tres o cuatro horas. Eso era lo normal, ahora están hasta días sin electricidad. 

¿Qué es lo que más te ha impactado?

Lo que más, los/as niños/as. Son pequeños y delgados, está claro que les falta proteína para crecer. No puedes alimentarte solo de arroz… Gracias a la proteína deshidratada que mandó vuestra ONG, ahora pueden beber leche, comer huevo y hacer panqueques con harina. Todos los/as niños/as ahora tienen para desayunar todos los días y están felices.

Fue muy triste ver cómo algunos de los pequeños cogían la comida que les correspondía y se la guardaban debajo de la ropa para dársela a sus hermanos o padres…

Pedro termina la entrevista con un mensaje de agradecimiento y con el deseo de volver lo antes posible para seguir ayudando. ¡Gracias a ti, estaremos encantados/as de volver a contar contigo!