Carlos pudo conocer nuestros proyectos in situ y sacar cientos de instantáneas con las que hemos realizado varias exposiciones a lo largo del 2017. Lee aquí su relato donde repasa sus vivencias en primera persona:
«Entré en contacto con la Fundación Isabel Martín gracias a que, mi mujer Olga Estella, comenzó a trabajar en la misma como gerente.
El pasado mes de febrero tuve la oportunidad de realizar mi primer viaje con la Fundación durante casi un mes, visitando los proyectos que financiamos en India. En este viaje acompañé principalmente como profesional del textil y como aficionado a la fotografía que soy, pues también me dediqué a documentar los proyectos.
La primera visita fue a Bombay, concretamente a Creative Handicrafts. Este proyecto comenzó hace más de 30 años gracias al ingenio y cabezonería de Isabel Martín, hermana de las misioneras de Cristo Jesús. Isabel empezó a trabajar con 5 mujeres de las castas más bajas y, al no tener derechos en su país (por ser viudas, prostitutas, etc.), se le ocurrió la brillante idea de crear una cooperativa. Estas 5 mujeres figuraron como las primeras cooperativistas, pasando a estar censadas y siendo ciudadanas de pleno derecho en su propio país.
Primeras mujeres trabajando en ropa y muñequería de trapo. Fotografía tomada en el año 1985.
A día de hoy, hay unas 800 cooperativistas haciendo productos textiles de Comercio Justo para sus 3 tiendas propias que tienen en Bombay y para terceros en Europa. Estas mujeres son propietarias de su propia empresa textil con la ayuda de una gerencia profesional y trabajadores sociales externos. Al trabajar con certificación de Comercio Justo, estas mujeres consiguen ganar un mejor sueldo que otros operarios con la misma formación y seguros médicos.
Mujeres en los talleres actuales de Creative Handicrafts. Fotografía de Carlos Malo.
Además, cuentan con guarderías y pequeñas academias de primaria para que las mujeres de los slums (como las favelas de Sao Paulo) puedan llevar a sus hijos a estudiar y comer a muy bajo coste o incluso gratis. Estos nuevos proyectos requieren financiación externa y ahí entra de nuevo la Fundación Isabel Martín financiando estos proyectos.
De Bombay nos fuimos a Tanakla donde encontré unas magníficas mujeres misioneras de Cristo Jesús haciendo un grandísimo trabajo con las niñas de su comunidad enseñándoles inglés y dándoles cobijo en su internado.
Niñas en el centro de Tanakla, India. Fotografía de Carlos Malo.
Niñas asistiendo a clase en el centro de Tanakla, India. Fotografía de Carlos Malo.
Esta misión ha conseguido también ayudar en el agrupamiento de mujeres locales para realizar trabajos que les permitan mejorar sus condiciones de vida. De hecho, han llegado a crear una especie de «banco» propio en el que cada una de ellas ingresa un importe mensual y que está disponible para poder ayudar a las mujeres que lo necesiten en cada momento, bien por muerte del marido, enfermedad, reparaciones, etc.
Mujeres de la Gunetha’s Cooperative en Tanakla. Fotografía de Carlos Malo.
Allí mismo, en Tanakla, pudimos ver una explotación agrícola de producción orgánica en la que plantan diferentes especies para su posterior venta y financiación de su propia misión. Sin olvidarme de la vaca que les da leche fresca todos los días del año.
Huerto propio en los alrededores del centro de Tanakla. Fotografía de Carlos Malo.
De Tanakla nos fuimos a Pune y, allí, nos encontramos con más mujeres extraordinarias trabajando para la comunidad. Una de ellas es Teresa Unzu, nacida en Pamplona y que lleva 60 años en la India con un vigor y una fuerza que todos quisiéramos.
Abajo a la izquierda, Teresa Unzu, misionera de Cristo Jesús. Fotografía de Carlos Malo.
Estas hermanas de Cristo Jesús se dedican a dar clases a niños para que puedan mejorar su vida en el futuro. Así mismo, se ocupan de sus propias hermanas cuando ya son mayores y necesitan cuidados.
Y, finalmente, nos fuimos a Gomia. Allí, las hermanas tienen un sanatorio para tuberculosos y enfermos de SIDA. Otras magníficas personas. La Fundación Isabel Martín está financiando la construcción del nuevo Hospital para tratar a los enfermos y dar asistencia médica a la comunidad.
Como experiencia personal tan solo puedo decir que, antes de ir para la India, creía que se me iba a encoger el corazón por ver la situación o situaciones en las que viven. Hoy puedo afirmar sinceramente que esta experiencia ha sido tremendamente gratificante y me ha hecho volver con el corazón totalmente henchido de forma que solo espero poder repetir la experiencia en el futuro. De momento, me dedico a pensar cómo podemos mejorar sus respectivas situaciones y qué les puedo aportar».