Proyectos de Cooperación Internacional al Desarrollo

La Fundación Isabel Martín trabaja en proyectos de Cooperación al Desarrollo con las organizaciones locales de las zonas más vulnerables, que conocen de primera mano las necesidades de los colectivos desfavorecidos y presentan sus propuestas de intervención. Esta forma organizativa, basada en la filantropía comunitaria, permite que las ayudas lleguen siempre y de forma muy controlada a los/as beneficiarios/as.

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    Cooperamos preferentemente en proyectos sostenibles que promueven la dignidad de las mujeres y la infancia.

    Sin mujeres no hay desarrollo. Este era una de las premisas de Isabel Martín y nuestra ONG cree firmemente en ello. Por eso, apoyamos proyectos que persiguen su empoderamiento en todos sus niveles: social, económico y político.

    Las mujeres son los pilares fundamentales de las familias y agentes del cambio en sus comunidades. Por eso, parte de nuestro apoyo va a proyectos relacionados con la salud, el bienestar y la educación, para que las mujeres alcancen su empoderamiento social. En este sentido, dentro de los proyectos que apoyamos también pasan por trabajar su autoestima, la confianza en sí mismas y desarrollar sus capacidades de liderazgo y de comunicación.

    Esa falta de educación y formación de las mujeres da lugar a que no tengan trabajo, o sean empleos vulnerables. El empoderamiento económico es la única vía para garantizar su autonomía real. Así, desde la Fundación apoyamos proyectos de capacitación no formal, que les facilite la incorporación al mercado de trabajo, así como iniciativas generadoras de ingresos para mujeres.

    Cuantas más mujeres ocupen posiciones de liderazgo, más difícil resulta ignorar o silenciar sus derechos y necesidades. Por eso, parte de los proyectos que apoyamos en las comunidades tribales persiguen su empoderamiento político. Estos programas se encargan de informarles y asesorarles sobre sus derechos, tanto a las mujeres como a sus familias.

    En cuanto a la infancia, los niños y niñas de hoy serán los adultos del mañana y motores esenciales del cambio social. Es necesario invertir de manera directa en la infancia para poder romper el ciclo de desigualdad y exclusión. La mejor manera es invirtiendo en educación, no solo facilitándoles las oportunidades necesarias para mejorar su futuro, sino también brindándoles una educación en valores basada en la igualdad y el respeto.

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